Su raíz. Estaba allí enclavada salvajemente.
Al barro los tambores, al barro.
El golpeteo incesante de las manos sobre los cuerpos, en el piso, al compás de sus antepasados, los transportan y entregan a un trance divino.
No se equivocan los maestros de cien años cuando miran hipnotizados el fuego eterno de las batidas sobre la tela.
Resbalan las manos, las manos arden de tanto golpear.Los cuerpos se doblan, se agitan, se quiebran de locura. Se desgarran apasionados y la tierra vuela hacia un estadío superior.
Luces sin sobras, agua flotante, miradas esquivas en perfecta unión.
La tribu vive.
viernes, 17 de abril de 2015
martes, 14 de abril de 2015
El viaje del aire
Disparado a propulsión o simplemente en curso sereno, como un zumbido se mueve ante mí.
Se mueve y lo veo a veces dispararse, a veces desgarrarse, a veces perderse en un camino cuya dirección desconoce.
En la base o en altura extrema, dispara su rumbo en plena fluidez, y cuando menos se espera, se detiene y se abstrae del mundo, se suspende, levita, dejando al tiempo resumido a nada.
Amorfo y concluyente roza las cabezas aún sin desearlo, despeina pelucas y contempla ensimismado la piel erizada de algún transeunte desprevenido.
No teme al no, porque no cesa en su viaje. Se cree a sí mismo un viajero del tiempo.
Se mueve y lo veo a veces dispararse, a veces desgarrarse, a veces perderse en un camino cuya dirección desconoce.
En la base o en altura extrema, dispara su rumbo en plena fluidez, y cuando menos se espera, se detiene y se abstrae del mundo, se suspende, levita, dejando al tiempo resumido a nada.
Amorfo y concluyente roza las cabezas aún sin desearlo, despeina pelucas y contempla ensimismado la piel erizada de algún transeunte desprevenido.
No teme al no, porque no cesa en su viaje. Se cree a sí mismo un viajero del tiempo.
Adentro/Afuera
La caída más dulce es la de caer en amor. Para quedarse guardado, envasado al vacío. Una caída dulcísima, sin medias tintas. Absoluta.
¿Y si agujereo el envoltorio y dejo que por casualidad el aire me toque?
Y sí, lo hago. Y sí, me gusta. Y el vacío que me contiene me invade y me subyuga. Doy y recibo, voy y vuelvo de mí al todo.
¿Y si agujereo el envoltorio y dejo que por casualidad el aire me toque?
Y sí, lo hago. Y sí, me gusta. Y el vacío que me contiene me invade y me subyuga. Doy y recibo, voy y vuelvo de mí al todo.
lunes, 13 de abril de 2015
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