Son siempre otros escenarios los que vivo, otras vidas, las
de otros. Existencias de prestado que se invocan desde un texto cautivo en un
libro o en un e-book. Y cuando las leo me interceptan, me atrapan y me capturan
hasta el último punto.
Puede haber silencio o estruendo cuando leo, nada me mueve
de mi centro ni de esas páginas. Leo porque me pierdo en ellas y me encuentro
al final del texto. Leo porque crezco y aprendo de cada palabra. Porque
rejuvenezco leo.
Me seduce la magia de una historia nueva, la inventiva de
una imaginación voladora y atrevida. Me complace la intimidad con el texto:
sólo él y yo sin intermediarios.
Porque desconozco leo y de repente sin más, sé todo.
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