miércoles, 14 de enero de 2015

Yo rezo

Porque no importa a qué Dios o energía invoque con mi rezo, siempre me siento amparada.

Mis manos juntas, la cabeza gacha y un hondo sentimiento de abnegación buscan menos un milagro que una escucha atenta en algún lado del universo.  Agradecimientos o súplicas, mis oraciones son sinceras, coherentes y sentidas

Rezar me limpia. Me eleva.

Rezo porque me entrego en cada palabra, porque la comparto y la dignifico. Porque me enlazo con la fe, rezo.


Mi plegaria llega siempre a destino, porque así lo creo. Y en su viaje se une a otras más estridentes, más débiles o ya repetidas. Y se hacen una, que flota, crece y si tenemos suerte, se cumple.

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