Porque el contacto con el piso actúa como descarga de todas
las emociones dormidas, por eso bailo. Y porque la risa se instala en mi cara
al primer movimiento.
Porque no importa la técnica que elija, es el movimiento
de mi cuerpo en sintonía con el aire que lo roza lo que me libera y me permite
fluir.
Bailo porque la música me lleva, me acompaña y me ensordece.
Porque no hay ruido que me perturbe con ella. Bailo porque la danza me eleva
como un mantra, me conmueve y me ejercita. Y porque mis huesos me lo piden, por
eso bailo.
Bailar me transporta a mis raíces, a mi felicidad ancestral.
En pareja o sola, con zapatos o con los pies descalzos quiebro las líneas del
espacio y desafío al tiempo. Me
nutro de sensaciones, y respiro un aire nuevo.
Y porque vuelvo a nacer cada día bailo. Porque me siento
viva, bailo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario