Condujo su auto toda la noche con rumbo incierto hasta que,
casi vencida por el sueño, decidió detenerse al amanecer a un costado de la carretera.
Cerró los ojos y se entregó a una historia que jamás podría contar. Que se
perdía en el camino, que se dormía en su auto, que despertaba en una ciudad
desconocida y que nadie entendía su idioma. Que jamás podría contar…, porque se
perdió en su sueño, nunca volvió a su auto, no habitó su cuerpo ni regresó a la
carretera.
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