jueves, 8 de febrero de 2018

Día 2

Lou Andreas-Salomé - Rainer Maria Rilke


Pág.28


(Andreas- Salomé sobre Rilke)


Así definía su receptividad y su expectación hacia 1897, en Munich, donde había permanecido un año, y luego también el verano en Wolfratshaus, antes de trasladarse a Schmargendorf, en Berlín. Todavía en Munich escribía:


Me pregunto tantas cosas en estos días, como siempre en tiempos de grandes tumultos. Estoy en los albores de una nueva época. (...). He partido del jardín que ha llegado a cansarme tanto.


Al recordarlo observa otra vez (desde Roma, 1903):


El mundo perdió para mí nebulosidad, ese fluido hacerse y deshacerse que constituía lo peculiar y la indigencia de mis primeros versos; se convirtió en cosas, en diversos animales, en flores reales; aprendí algo simple: aprendí lenta y trabajosamente qué simple es todo y maduré para expresar con sencillez.


"Madurez para expresar con sencillez", ya entonces era su único objetivo, enervar la exaltación como algo todavía incompleto todavía tentativo, aún cuando estéticamente fuera lograda. En una de sus cartas más antiguas desde Munich en la que me enviaba unas poesías, dice así:


Cada vez más sencilla y simple madurará mi confesión...

Y cuando te lo diga muy simplemente, lo comprenderás simplemente.

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