Me devoró el tiempo.
Se tragó mis ganas
el esfuerzo
mis primicias.
Me atravesó ignomioso,
desgarrado
tembloroso e incierto.
En la cálida desdicha
una sombra pasa
tenue
y se hiela.
Al umbral certero
de una nueva vista
aguardo
el nuevo ciclo del viento.
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