lunes, 6 de julio de 2015

Absurdo








Tu
silencio, esa amenaza sutil...

viernes, 3 de julio de 2015

Búsqueda

Silencio. Silencio ardiente reclaman mis gritos.

Hay una marca en la trama divina

un círculo, una esfera.

La métrica de mis versos anhela un sentido,

el que no existe.


Pedirle al devenir que interceda, ¿será mucho?

Impresiones







Buenos Aires me quema, me enfría, me habla, se desdice. Buenos Aires tiene el encanto de una mujer esquiva.

Zeta


Con la boca agrietada y las manos entumecidas por el frío corrió por la ciudad desierta en busca del manuscrito. La carta que había recibido la noche anterior ya no le parecía tan ajena a sus intereses como había creído y ahora lo obligaba a hacerse cargo de una herencia que no había siquiera soñado. Cuando llegó al 233 de la calle Richern empujó la puerta y, enardecido por la ansiedad de saber todo, buscó hasta en los rincones más recónditos. Encontró el sobre seis horas más tarde y de las cien hojas que abarcada el compendio, sólo una estaba escrita: era la última y rezaba “Z, este es fin de tu abecedario”.

El secreto


Clavó su espada dorada en el terreno fangoso y con un grito mudo clamó por la libertad de los oprimidos. 

Nada quedaba de su antigua predilección por las historias breves y superfluas ahora que abundaba en su vida esta descomunal entrega hacia quienes menos voz tenían. 

Nadie lo esperaba de regreso de sus hazañas, nadie en este mundo de egoísmo y lucha. 

Un secreto se le develó una noche oscura y triste: quien a otro da, se regocija a sí mismo.