martes, 24 de marzo de 2015

Redención


Caminó por la ciudad hundida en niebla hasta que llegó a la torre. 

Sólo bastó un chasquido de sus dedos para que la puerta se abriera y lo dejara pasar. Los pasadizos oscuros no lo asustaban y tampoco las húmedas heridas de las paredes. 

Escaleras arriba lo esperaba su salvación envuelta en un sobre lacrado y hacia ella fue apurando el paso, mutando la piel y despojándose de su malicia. 

Sólo una pregunta lo atormentaba: ¿sería su salvación su libertad?

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