Alguien trepó o descendió ese acantilado hasta la mitad empedrada y allí instaló un "TE AMO KB" tan blanco como rotundo. No había visto el KB sino hasta hace un momento cuando repasé la foto y acerqué la inscripción con el zoom. Aquí punto.
Veo la toma y pienso en el riesgo que comporta bajar hasta las piedras, el riesgo en que nos ponemos cuando le decimos a alguien que lo amamos, el riesgo de ser aceptados o no en la vida de otros.
Me siento ilusionada como si la inscripción hubiera sido para mí. Me siento valiente como si la hubiera firmado yo, herida y valiente.
Foto: Kari Basanta
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